Las iniciativas ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) inciden en el precio de las acciones. Pero sólo a veces. Para que el mercado las retribuya deben relacionarse con el sector económico en el que operan y materializarse a través de noticias.

La historia es ésta: Cuando una empresa contamina o ignora la seguridad del consumidor, es muy común que los medios de comunicación aparezcan y el valor de las acciones de la compañía caiga. Por eso, los inversores se interesan cada vez más en rastrear problemas de ESG.
A la inversa, cuando una empresa actúa bien, como obtener materias primas de fuentes más sostenibles o lanzar un programa para aumentar la diversidad, el mercado no siempre recompensa tales esfuerzos. Es decir, existen ciertos tipos de iniciativas que aumentan el valor de las acciones pero otras no inciden en ello.

El valor de las acciones sólo tiende a aumentar después de que surgen noticias positivas de ESG sobre una empresa, pero solo si están relacionadas directamente con el sector de la empresa. A esto se le llama que son financieramente materiales.

Por ejemplo, una campaña para impulsar las compras a los agricultores locales no beneficia a una empresa de tecnología, pero el pago justo a los agricultores si beneficia a una empresa de alimentos.

Ahora, no todas las noticias de ESG tienen el mismo peso para los inversores. Las de mayor impacto son sobre cómo los productos afectan a los clientes, cambios en la seguridad, asequibilidad y privacidad del consumidor. También la mejora de las prácticas laborales y la reducción de la huella ambiental de los productos se vincularon con aumentos modestos en los precios de las acciones.

En sí, los inversores consideran que al menos algunas mejoras ESG valen la pena.
Al mismo tiempo, las empresas prestan más atención a los problemas de ESG en estos días porque los clientes y empleados lo exigen. Por ejemplo, algunas personas pueden dejar de comprar productos o servicios de una compañía donde se revela que la discriminación o el acoso sexual es común.

Sin embargo, aún no queda claro cuáles son los temas que más impactan el comportamiento de los consumidores. Algunos estudios efectuados a nivel mundial, por ejemplo, muestran que las acciones pueden caer ante malas noticias de ESG, pero aún después de una racha de buenas noticias sobre estos temas puede no ascender el precio de las acciones por un tiempo.

En algunos casos, incluso, las noticias positivas en esta área hacen que los precios de las acciones bajen ligeramente. Hay dos probables razones: los inversores consideraron que las iniciativas eran un desperdicio de dinero de los accionistas o no lograron cuantificar los beneficios a largo plazo.

Esto sugiere que cualquier iniciativa de ESG debe contemplar los retornos de inversión y beneficios a largo plazo para los inversionistas, aunque se adopte una economía circular o de beneficio a todos los interesados.

Sin embargo, a medida que crece la consciencia ambiental, los programas ESG se vuelven más importantes para el negocio de las empresas y su viabilidad a largo plazo. Incluso, en un horizonte de 20 años, las carteras de alta materialidad ofrecerán rendimientos más altos respecto a quienes no la tienen o la mantienen muy baja.

CEO de Cénit, consultoría empresarial.

Fuente: EL UNIVERSAL/ Julio César Briseño Cruz