Fuente: El economista/ Samanta Escobar

  • Se estima que el sector habría tenido un crecimiento superior a 20% anual al cierre del año, según cifras preliminares

El 2023 parece haber sido no solo un año de recuperación, sino de fuerte dinamismo para las empresas constructoras, esto derivado de la actividad generada por el desarrollo de naves industriales para la relocalización de empresas (nearshoring) y la inversión en obras públicas.

De acuerdo con Francisco Javier Solares Alemán, presidente nacional de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), se estima que la producción de las empresas constructoras tendría un crecimiento superior a 20% al cierre del 2023, en su comparación anual.

“Fue un año en el que el sector avanzó bastante en términos generales. Nuestra producción, con cifras preliminares a los reportes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), proyectamos que se coloque arriba del 20%, en comparación con el 2022, un año en el que crecimos solo 5%”, comentó el líder empresarial en entrevista para Econohábitat.

Según datos de Bimsa Reports, firma de análisis e investigación de la industria de la construcción, el año pasado se investigaron un total de 10,717 construcciones, de las cuales 9,303 fueron obras contratadas por iniciar o en fases muy tempranas de desarrollo y 1,414 proyectos de inversión.

Lo anterior representó un incremento de 9% en volumen de obras, en comparación con las registradas durante el 2022. Para ponerlo en perspectiva, en el 2020 el número de proyectos reportados fue de 12,025, para el 2021 bajó a 9,859 y, en el 2022, volvió a presentar una baja con 9,836, según la firma.

Factores detonantes

El presidente de la CMIC explicó que el dinamismo en las empresas constructoras responde a la inversión pública para acelerar la entrega de las obras prioritarias del gobierno federal, tales como el Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT); así como las intervenciones en infraestructura hídrica, como el acueducto del Cuchillo II en Monterrey.

“Esto permitió que las constructoras hayan crecido más en el 2023, especialmente porque se están contabilizando las obras encargadas al Ejército Mexicano. En tramos del Tren Maya se están contratando empresas afiliadas a la Cámara, no como en el AIFA (Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles), esto por el poco tiempo que resta para su entrega”, agregó Solares.

Por otro lado, el experto indicó que el sector privado también ha hecho lo suyo, específicamente en lo que respecta al desarrollo inmobiliario industrial para atender al nearshoring, cuyos efectos “se comienzan a resentir en la industria de la construcción”, según sus palabras.

Datos de Bimsa Reports confirman que la construcción de obras industriales aumentó 26% anual en el 2023, con un equivalente a 238 proyectos, mientras que las obras de infraestructura fueron las únicas que tuvieron una caída de 2%, al pasar de 1,014 obras en el 2022 a 995 en el año anterior.

Efecto electoral

Para el 2024, la CMIC anticipa una desaceleración en la inversión para obras públicas debido al proceso electoral que se llevará a cabo en el transcurso del año, lo que impactaría en la producción del sector.

Sin embargo, Solares apuntó que se espera que proyectos como el CIIT se mantengan en proceso, ya que este representa una oportunidad de derrama alrededor de los 10 parques industriales que plantea, lo que haría que la “inversión privada y la industria de la construcción caminen”.

“Tenemos un proyecto con propuestas para las candidatas presidenciales, con el fin de que pueda ejecutarse con mayor velocidad la infraestructura que falta, fundamentalmente es planeación a largo plazo con especial atención en los corredores de vocación aeronáutica y automotriz, esto se tiene que priorizar. Esperamos que haya un diálogo”, dijo el empresario.