Fuente: Alto Nivel/ Sergio Castañeda

  • Dicen que “cuando te toca, ni aunque te quites, y cuando no te toca, ni aunque te pongas”.

Sin duda, este dicho le queda como anillo al dedo a la industria inmobiliaria en México, en particular a los desabolladores de naves y parques industriales, que están viviendo un boom, un momento dorado, gracias a la relocalización de los procesos productivos, de suministro y logística (nearshoring) de empresas instaladas en China hacia otras regiones de Asia y del mundo, como Latinoamérica, donde nuestro país es una pieza clave para Estados Unidos, que busca reducir su dependencia del gigante asiático, con el que mantiene una guerra comercial desde hace varios años.

A esto hay que sumar la política de cero contagios de China, que afectó sobremanera la manufactura en la llamada fábrica del mundo; el alza del precio del petróleo, que incrementó el costo del transporte y finalmente la guerra de Ucrania, un conflicto que no tiene para cuándo terminar y que podría incluso expandirse, lo que hace a Europa poco viable para relocalizar producción desde Asia.

El nearshoring o relocalización no es algo nuevo en México, pero es un fenómeno que ha venido creciendo muy fuerte en estos últimos dos años y que se espera lo siga haciendo en el corto y mediano plazos. Y los números del sector inmobiliario industrial hablan por sí solos. De acuerdo con la plataforma inmobiliaria Solili, nuestro país registró números históricos de demanda industrial en 2022, la cual sobrepasó los 7.4 millones de metros cuadrados (m1), superando en 12% a lo registrado en el 2021.