Fuente: Inmobiliare/ Colaborador

Las razones para ahorrar energía son cada vez más evidentes, ahora el reto es encontrar cómo conseguirlo. Juan Pablo Garduño, Sustainability Manager del área de Project and Development Services de Cushman & Wakefield, describe algunas de las más urgentes.

Hablar de energía en la arquitectura debería remitirnos a un reflejo del esfuerzo que ha hecho la humanidad durante toda su historia para adaptarse a su entorno, sobrevivir y beneficiarse de él. Desde el descubrimiento del fuego para obtener calor hasta el uso de la energía solar para iluminar un espacio, la relación entre el ser humano, la energía y el espacio que habita se manifiesta de forma constante.

Hoy en día, nos enfrentamos a un reto igual de complicado al de nuestros antepasados: si bien ya logramos más comodidades y no nos preocupa tener fuego para cocinar nuestros alimentos, el problema está en frenar un acelerado daño al medio ambiente que, según exper tos, resulta irreversible.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas en lo dispuesto en tratados internacionales como el Acuerdo de París, la adopción de formas de energías renovables reducirá las emisiones que provocan el cambio climático y mantener el calentamiento de la tierra por debajo de 1.5 °C.

Esta información nos lleva a replantear la pregunta “¿por qué ahorrar energía?”, pues la urgencia para actuar al respecto se hace cada vez más evidente. Esta vez debemos cuestionarnos cómo ahorrar energía y pasar a acciones concretas que permitan contribuir al objetivo mundial de alcanzar la energía cero (Net Zero) para el año 2050.

Para obtener la respuesta a esta pregunta y acercarnos a encontrar soluciones favorables, tenemos que entrar al concepto de “eficiencia energética”. Un aparato, proceso o instalación es energéticamente eficiente cuando consume una cantidad inferior a la media de energía para realizar una actividad sin afectar sus funciones principales.

La aplicación de este concepto al sector inmobiliario es posible apreciarla en todas las fases de realización. Desde la selección de un espacio para edificar hasta la decisión del uso de materiales y mobiliario para hacerlo habitable, la emisión de gases contaminantes puede reducirse al tener en cuenta el rol fundamental que juega la energía.

Algunos de los sistemas que se utilizan para hacer nuestro edificio eficiente energéticamente son comunes como el uso de focos LED o el uso de paneles fotovoltaicos para aprovechar la luz solar.

Pero también existen algunos elementos que suelen escapar del radar y que, si se ven desde las etapas de diseño, pueden darnos una muy alta eficiencia energética. Desde el exterior al interior de nuestro inmueble, estos son sólo algunos ejemplos que pueden enlistarse:

El espacio y la construcción

Buena orientación del edificio. Tener una orientación donde las actividades internas del edificio vayan de la mano con la trayectoria solar, nos puede ayudar a reducir el uso de iluminación durante las horas de mayor ocupación.

Techos blancos. Dejemos de utilizar el típico impermeabilizante rojo que atrapa el calor y usemos impermeabilizante color blanco o con un alto Índice de reflectancia solar para evitar generar isla de calor en el edificio y por lo tanto tener un mayor consumo de aire acondicionado en el edificio.

La fachada
Usar una proporción 30-70 en fachadas. 30% muro y 70% cristal en fachadas como mínimo; reducir la cantidad de ventanas en un edificio puede ayudarnos a mitigar el calor atrapado en el mismo, reduciendo así el consumo de aire acondicionado y, por ende, el consumo energético.

No inyectar aire en fachadas. Evitar a la hora de diseñar el proyecto de aire acondicionado poner las rejillas de inyección pegadas a la fachada. Al ser las zonas con una mayor incidencia de calor va a ser más tardado enfriar el espacio, mientras más alejes la inyección de aire de la fachada menor consumo de aire y por lo tanto menor consumo energético se va a tener en el edificio.

Los ocupantes
Deben promoverse prácticas como el utilizar sensores en espacios regularmente ocupados. Ya perdimos la batalla de pedirle a las personas que apaguen las luces cuando salgan de un espacio, por lo que se recomienda colocar sensores de iluminación de presencia en espacios como salas de juntas o sanitarios.

Cargas vampiro. Es común que los ocupantes del edificio dejen conectada la computadora o el cargador del celular en horarios no ocupados. Si se coloca un “timer” o control para al menos 50% de los contactos normales para que se apaguen en horarios donde no hay ocupación como la madrugada, se puede tener un significante ahorro energético.

Desde Cushman & Wakefield ya comenzamos a tomar algunas acciones como las mencionadas, pues planeamos ser una empresa Net Zero. Nuestros esfuerzos en oficinas y operaciones corporativas reducirán las emisiones de GEI basadas en el mercado de alcance 1 y 2 absolutos en un 50 % para 2030 gracias a prácticas que incluyen políticas que impulsan acciones más verdes.

La oportunidad de un mundo mejor deja de ser idealista cuando desde la industria se comienzan a tomar medidas que nos permitan un mundo más amigable para el futuro, desde un presente más consciente y activo. Todos estamos llamados a conservar nuestro planeta y el sector Real Estate y de la construcción busca responder al llamado ¿y tú?

Ingresa a nuestro sitio web para más información.

Por: Juan Pablo Garduño, Sustainability Manager del área de Project and Development Services de Cushman & Wakefield.

Este es un texto de la edición 131 https://inmobiliare.com/inmobiliare-131/

*Nota del editor: Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Inmobiliare.