Fuente: Bnamericas/ Redacción

Los principales contratistas de infraestructura de México tienen expectativas de que aumente considerablemente la inversión pública en 2022 y 2023, según el director de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC).

“Confiamos en que en 2022 y 2023 habrá un programa sectorial económico mucho más importante que en 2019, 2020 y 2021”, señaló el presidente de CMIC, Francisco Solares, en un webinar sobre inversión en infraestructura realizado por la agrupación el lunes.

La recuperación del sector de construcción en México ha tenido ciertos tropiezos este año por el alza de precios, la reducida confianza de los inversionistas y la canalización casi exclusiva de fondos públicos a proyectos prioritarios, mientras que el valor de la producción de las constructoras continuó cayendo en abril y mayo.

Como otro factor que ha dificultado las cosas para la industria, Solares indicó que más de la mitad del presupuesto federal de proyectos de infraestructura se destinó este año a dos estados —Campeche y Tabasco—, puntualmente para la construcción del Tren Maya. Esta concentración de fondos se ha observado desde que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador asumió el cargo a fines de 2018.

En una reciente entrevista con BNamericas, Solares manifestó que la cámara había identificado aproximadamente 1.500 proyectos de infraestructura viables en el país. Sin embargo, la actual administración se ha abocado principalmente a los denominados megaproyectos, que incluyen el Tren Maya, la refinería Dos Bocas, el corredor bioceánico del istmo de Tehuantepec y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.

Desde entonces, los trabajos han avanzado significativamente y, con más de 100 proyectos incluidos en el Plan Nacional de Infraestructura de AMLO, cuyo tercer paquete debería anunciarse en las próximas semanas o meses, se le va agotando el tiempo a la esta administración para completarlos.

“Hemos platicado con las entidades contratantes más importantes del país —Llámese la [Secretaría de Comunicaciones y Transportes] SCT, la [eléctrica estatal] CFE, la [Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano] Sedatu— y todas nos han comentado que en el 2022 y 2023 tenemos una inversión muy importante”.

La razón, según Solares, es que AMLO les ha dado instrucciones específicas para que concluyan los proyectos en los próximos dos años y no inicien otros nuevos en 2024, ya que no quiere tener obras incompletas cuando deje el cargo el 1 de octubre de 2024.

“Quiere decir que vamos a tener una recuperación económica movida por el motor de la inversión pública en 2022 y 2023”, indicó Solares.

Dicho esto, el 65% de la inversión en infraestructura en el país proviene históricamente del sector privado y Solares observa una incertidumbre generalizada entre los inversionistas.

Por esto, incluso en las mejores circunstancias, Solares estima poco probable que los ingresos de las empresas constructores alcancen los niveles de 2019 hasta por lo menos el 1S24.

“¿Qué pasa en el sector privado?”, pregunta Solares: “Esa confianza [de los inversionistas] debemos promoverla”.

Agregó que la industria también debe estar vigilante a que “se tenga un estricto cumplimiento del estado de derecho en el país”.

PERSISTEN DUDAS

En la misma presentación, José Luis Medina Aguilar, integrante de la CMIC y exsenador, expresó dudas de que el sector pueda contar con el respaldo del sector público.

“Lo que sí es cierto es que tenemos un severo problema de parte de las finanzas públicas y ojalá despierten en 2022 o 2023”, señala Medina. “Yo lo veo muy difícil, porque hay una demanda muy fuerte en todos los programas [de inversión]”.

Medina sugirió que la recuperación debe ser encabezada por el sector privado a través de un enfoque creativo que aproveche los principales proyectos de infraestructura turística en desarrollo, como el Tren Maya y los municipios orientados al turismo, los denominados Pueblos Mágicos. Este enfoque en el desarrollo de servicios puede generar oportunidades adicionales para la construcción.