Fuente: El Economista/ Octavio Amador

  • En enero, en plena irrupción de la cuarta ola de contagios, obras de infraestructura insignia del gobierno federal como el AIFA fueron clave para que la inversión fija no solo no resintiera el impacto de las peores condiciones sanitarias, sino que tuviera su mayor crecimiento en 11 meses.

En enero, en plena irrupción de la cuarta ola de contagios, obras de infraestructura insignia del gobierno federal como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) fueron clave para que la inversión fija no solo no resintiera el impacto de las peores condiciones sanitarias, sino que tuviera su mayor crecimiento en 11 meses.

Durante el primer mes del año, el indicador creció 2.2% e hiló cuatro meses de avances, impulsado por el desempeño del subsector de construcción, cuyo salto de 4.8% más que compensó el retroceso de 1.1% observado en el renglón de maquinaria y equipo, de acuerdo con cifras divulgadas ayer por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).

Al interior del renglón de construcción, sorprendió el aumento de 14% registrado en el subíndice de construcción no residencial, en el que se contemplan obras públicas y trabajos especializados de construcción.

“Similar a períodos previos, la fortaleza se concentró en el rubro no residencial (14.0%), en nuestra opinión impulsado por la aceleración en proyectos de infraestructura del gobierno federal, en particular el AIFA –considerando su apertura a finales de marzo”, opinó el Grupo Financiero Banorte en un análisis.

En niveles, el índice desestacionalizado que mide la evolución de la inversión fija bruta llegó a 97.2 puntos, lectura que resulta la más alta desde enero del 2020 (100.3 enteros), lo que implica que el indicador consiguió superar el nivel que tenía en febrero de ese año (96.6 unidades) mes previo al cierre de actividades no esenciales para mitigar la propagación del Covid-19.

Sin embargo, debe mencionarse que la inversión fija había comenzado un ciclo de debilitamiento desde noviembre del 2018, por lo que el valor de enero pasado está todavía 11.4% respecto de su último pico (octubre del 2018).

En cuanto al renglón de maquinaria y equipo, el descenso se explicó principalmente por el desliz de 7.1% observado en el rubro de equipo importado, lo cual, según Banorte, podría deberse a un efecto de encarecimiento, derivado de las disrupciones de las cadenas de valor.

En cambio, la compra de maquinaria y equipo de origen nacional se expandió 8%, con el rubro de equipo de transporte como protagonista (+11.2 por ciento).

“Esto es muy positivo considerando las señales de diversos sectores dentro de las manufacturas –incluyendo el equipo de transporte– en donde anticipábamos un mayor impacto por las disrupciones en las cadenas de suministro, el aumento en contagios y mayor ausentismo laboral”, dijo el banco.