Fuente: La Jornada/ Clara Zepeda

La demanda interna, que muestra el nivel de gasto que hacen los agentes económicos en el país en bienes y servicios para el consumo y la inversión, mostró un robusto estado al cierre de la primera mitad de 2023, impulsada por los bienes importados, maquinaria importada, congruente con la fortaleza del peso mexicano, y construcción no residencial.

El indicador de consumo privado, aquel que mide la compra de bienes y servicios por parte de las familias en México, con excepción de vivienda y bienes de lujo, subió 0.3 por ciento mensual en junio, con lo que el avance anual quedó en 4.1 por ciento; mientras en el primer semestre avanzó 4.6 por ciento anual.

Por su parte, la inversión fija bruta, integrada por los bienes utilizados en el proceso productivo de México, creció 3.1 por ciento mensual en junio, sumando 12 meses de crecimiento consecutivo; un avance de 28.6 por ciento anual y acumuló un crecimiento de 18.8 por ciento en el primer semestre, uno de sus mejores comportamientos en casi tres décadas.

Con la actualización del Sistema de Cuentas Nacionales de México, se inició la difusión de la nueva serie base 2018 del indicador mensual del consumo privado (IMCP), el cual se ubicó en 108.2 puntos, lo que representó un máximo para el indicador, mientras el indicador mensual de la inversión fija bruta (FBCF) de junio de 2023 se ubicó en 116.8 puntos, por lo que llegó a un nuevo máximo histórico.

Consumo privado
El Inegi reportó que el consumo privado rebotó mensualmente tras la caída marginal de mayo (0.1 por ciento); los avances en el consumo de bienes de origen importado y de servicios opacaron el retroceso en el de bienes de origen nacional.

El consumo de bienes de origen importado ascendió 2.4 por ciento, lo que compensa la caída del de bienes nacionales de 0.6 por ciento y el uso de bienes y servicios de origen nacional subió 0.5 por ciento mensual en junio. En su medición anual, los bienes importados dispararon su crecimiento 20.9 por ciento en junio respecto al mismo mes del año pasado; en tanto, los servicios subieron 5.5 por ciento anual; del otro lado de la moneda, los bienes nacionales cayeron 2.9 por ciento.

“La resiliencia que exhibió el consumo al cierre del primer semestre estuvo asociada a la desaceleración en la inflación interanual, que, si bien sigue elevada, marcó su menor variación en 27 meses; a la reducción en la tasa de desocupación, que bajó a 2.7 por ciento, un nuevo mínimo histórico y, un relativamente alto nivel de confianza del consumidor, la cual se ubicó en máximos de 19 meses”, explicó Ángel Huerta, analista económico de Ve Por Más.

Inversión fija
En torno a la inversión, los gastos en construcción aumentaron 4.2 por ciento mensual en junio (una contracción de 2.6 por ciento en la residencial y un crecimiento de 8.2 por ciento mensual en la no residencial) y en maquinaria y equipo 2.1 por ciento, una caída de 0.5 por ciento nacional y un alza de 4.1 por ciento importada.

Claramente el mayor impulso a la inversión fija bruta en el periodo pospandemia ha venido del enorme crecimiento de la construcción no residencial, que se elevó 70.3 por ciento anual en junio de 2023, asociada a las obras públicas; la construcción residencial aumentó sólo 0.8 por ciento contra el sexto mes de 2022.

El impulso proviene por lo menos del efecto del nearshoring sobre los espacios industriales y el gasto gubernamental en proyectos de infraestructura, comentó Francisco Flores, director de economía nacional de Banorte.