Fuente: Milenio/ Miguel Zárate Hernández

Jalisco.- El reconocimiento es general. Si alguna industria se convierte en catalizador de la economía, éste es precisamente el sector de la construcción. Para muchos, y con razón, constituye factor esencial del desarrollo, del empleo y de la satisfacción general de las necesidades básicas de la población. Desde luego, también es de manera paralela un pulso del acontecer social y, consecuentemente, podemos decir sin exageración que, si avanza y crece la construcción, igual sucede con el país. Y a veces, por diversos motivos, si se detiene puede significar retrocesos que cuesta mucho superar. De ahí que quienes participan en esta industria, que tiene por si fuera poco una de las más grandes demandas de trabajadores y propicia una derrama hacia muchos otros ramos económicos, deban ser en esencia empresarios profesionales en ese sector.

Para fortuna nuestra, en Jalisco la construcción es de las más dinámicas del país. Enfrenta, naturalmente, vaivenes que se antojan a veces difíciles de comprender, como el hecho frecuente de padecer insuficiencia de mano de obra y, sobre todo, encarecimiento o escasez de materiales, o ambos. El hecho de que en nuestro estado haya sido posible enfrentar condiciones adversas de todo tipo, incluyendo la presupuestaria, y alcanzar cifras muy elevadas en infraestructura básica, dice mucho de un gobierno que se preocupó por atender contra viento y marea los requerimientos fundamentales en materia de educación, de salud, de servicios, caminos y transporte, principalmente.

De ahí que no se le puede regatear al gobierno de Enrique Alfaro Ramírez el mérito de dotar a los jaliscienses de numerosas obras que, en conjunto, significaron 23 mil millones de pesos, según datos aportados por el titular de la Secretaría de Infraestructura y Obra Pública del Estado, David Zamora Bueno. Además, no deja de ser significativo que prácticamente ningún municipio de la entidad haya quedado fuera de beneficio en este ambicioso programa de obras que, con justicia, tendrá que ser recordado y comparado con lo que se haga en futuras gestiones.

Luis Méndez Jaled, jalisciense de cepa y desde muy joven partícipe de las acciones de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) y quien primero ocupó la presidencia del organismo a nivel local para, actualmente, ser el líder de todo el sector en el país, puso en claro que esto no sucede en todas partes y que “aquí, los hechos hablan más que las palabras”. Y consideró con claridad que todo ello ha contribuido a atraer más inversión extranjera directa que la mayoría de entidades federativas, lo cual marca un indicio de que también es muy viable que Jalisco sea de los estados más aptos para beneficiarse del llamado “nearshoring”. Sin una infraestructura apropiada, esta oportunidad de crecer sencillamente no sería posible.

El hecho de que Méndez Jaled esté al frente de la CMIC a nivel nacional, es en sí un reconocimiento de que Jalisco ocupa un lugar de vanguardia, máxime que se trata, sin falso elogio, de un líder nato forjado en el mismo seno de esta cámara que mucho aporta al estado, como lo es hoy a nivel de la entidad con el actual presidente, Juan Chávez. Sin embargo, también y como corresponde a la tarea de encabezar al sector de la construcción en el país, Méndez Jaled no se anduvo por las ramas para poner de manifiesto que, dado el grado de especialidad y de experiencia de los constructores, no cabe que se improvise la realización de obras por parte de los militares. No es esto un desdén a la importantísima función de las fuerzas armadas, sobre todo en cuestiones de soberanía y seguridad nacionales sino, definitivamente, el hecho de que cada quien tiene una misión que cumplir tomando como punto de partida su verdadera esencia y naturaleza, sus recursos y por supuesto su experiencia.

No cabe duda de que el sector de la construcción manifiesta inquietudes al respecto, como también está ávido de participar en las obras y programas que se tendrán que llevar a cabo en las próximas administraciones federal, estatales y municipales. Por este motivo, la CMIC organizó el Congreso Empresarial de Infraestructura por cierto el primer evento al que asistió Luis Méndez como lo que es, un profeta en su tierra, y ahí fue posible escuchar en voz de algunos de los aspirantes a los principales puestos de elección, las opciones para los próximos años, así como los constructores tuvieron oportunidad de manifestar también sus propuestas e inquietudes y la importancia de temas muy específicos como el agua, la vivienda, la transparencia en el gasto de obra pública y otros aspectos trascendentales.

Lograr de Jalisco y de México un mejor lugar para vivir, como afirman en sus consignan de campaña los diferentes candidatos, no es una cuestión de mera voluntad ni un tema de discursos proselitistas. Para los constructores, quedó claro, el asunto no es de colores ni de partidos sino de dar a la industria de la construcción la importancia que realmente tiene para la sociedad y para todos.