Fuente: El Financiero/ Darío Celis

  • En las oficinas de Ángel Cid Munguía, director de Pemex Exploración y Producción, ya es un secreto a voces que está próxima a llegar una plataforma semisumergible de 18 metros de calado.

En las oficinas de Ángel Cid Munguía, director de Pemex Exploración y Producción, ya es un secreto a voces que está próxima a llegar una plataforma semisumergible de 18 metros de calado.

Se trata de la OOS Serooskerke, una enorme embarcación cuyo propósito es dar servicio costa afuera a las plataformas ancladas al lecho marino de la llamada empresa productiva del Estado.

Una excelente noticia para el sector, pues pocos empresarios tienen la capacidad de financiar una estructura tan sofisticada y valiosa, a menos que tenga apalabrados contratos que la mantengan en continua operación.

Es decir, la petrolera dirigida por el ingeniero agrónomo Octavio Romero tendría que tener contratos permanentes, con clientes únicos, arriba de los 700 millones de dólares para soportarlos.

Pero ahí no acaba la cosa, resulta que para poder adjudicar una plataforma de esta envergadura Pemex necesita de una empresa contratista acreditada, solvente financiera y técnicamente.

Pero la pretensión es utilizar a Demar, de Denis Chow, que se encuentra en suspensión de pagos y que solo podría salir con una inyección de cientos de millones de dólares garantizados.

Recién le platicaba que parte del problema de liquidez de Demar, fue que Emilio Lozoya, entonces director de la paraestatal, obligó a Chow a comprar Evya, otro contratista que era de Javier Camargo.

Tanto Evya como Demar están financieramente insolventes, la primera en concurso mercantil y la segunda librando una demanda para situarla en ese mismo estatus.

Así que ya lo sabe: se acerca peligrosamente un navío industrial construido en China, tan grande como el tamaño de la corrupción que sobrevive en nuestro país.

Y mientras tanto el ex director de Pemex Exploración y Producción, Miguel Ángel Lozada, operando a todo lo que da desde su supuesto “retiro”.