Fuente: Arena Pública/ Redacción

  • La producción de vivienda de interés social se ha caído en las últimas décadas por la falta de apoyos y el avance del mercado especulativo.

Falta de apoyos, mala planeación, mayores costos y la consolidación de nichos altos impiden la producción de vivienda de interés social.

Para 2020, poco más de 7.6 millones de hogares aseguraban que tenían la necesidad de rentar, comprar o construir una vivienda independiente de la que habitaban en ese momento, con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). A esa demanda de hogares podrían haberse sumado otro millón de unidades, considerando las estimaciones de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi), lo que equivaldría a un déficit de poco menos de 9 millones de casas o departamentos en todo el país.

“La mayor parte de este déficit, sin duda, corresponde a la vivienda de interés social. Si nuestra población la segmentaras por ingresos, pues la gran mayoría del público en México estaría solo en la posibilidad de adquirir sus hogares en este sector económico”, señala Francisco Solares Alemán, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC).

Aunque no es un problema nuevo, sí es un reto que se ha ido haciendo más grave con el paso de los años. El líder de la CMIC también reconoce que “en las épocas más importantes de vivienda social en México, se construían casi un millón de unidades al año […]. Ahorita estamos en alrededor de 300 mil, 350 mil viviendas al año. Es un reto que debemos superar”.

Sin embargo, el déficit de este tipo de hogares no solo es mayor porque la población que podría adquirir estas propiedades es comparativamente más grande. A lo largo de los últimos años también se ha visto una mayor producción de vivienda en segmentos de más alto valor, reduciendo la oferta general de inmuebles de interés social.