Fuente: Expansión/ Shelma Navarrete

  • El gobierno de la CDMX prepara su entrada en operación en dos semanas para sustituir microbuses sobre Ermita-Iztapalapa.

Los obreros trabajan a toda prisa en lo que será una de las terminales del Trolebús Elevado que conectará con la estación Constitución de 1917 del Metro, con el anuncio de la inauguración de la obra anunciada este 11 de septiembre.

A nivel de calle, Olivia Islas pide desde su celular un viaje de Uber entre dos y tres días por semana para llegar de su casa al Metro y desde ahí viajar en la Línea 8 hasta la estación Bellas Artes para llegar a su trabajo en el Centro Histórico.

“Para mí es un gasto horrible, son como 70 a 85 pesos de ida y otros 80 de regreso, entonces para mí el Trolebús va a ser agilidad y economía”, dice a Expansión Política.

Pese a desembolsar hasta 510 pesos por semana, Olivia prefiere viajar en Uber, pues llega en 25 minutos al Metro, mientras en microbús puede tardar hasta una hora, además de la inseguridad.

“Uso lo menos posible micro porque es muy riesgoso y el servicio es pésimo; espero que con el Trolebús la calidad del transporte mejore aunque dudo que lo terminen para el 11 (de septiembre, fecha en que se preveía), todavía les falta mucho”, comenta la joven una semana antes del día anunciado para la inauguración.

La inauguración del Trolebús Elevado se ha aplazado 17 meses después de la fecha original. Al anunciar el inicio del proyecto en mayo de 2020, la Secretaría de Obras indicó que la primera etapa de construcción –de Constitución de 1917 a la UACM– quedaría lista en abril de 2021.

Se recorrió a noviembre de 2021, pero después se atribuyó un retraso en las obras debido a un desabasto de acero a nivel mundial; luego la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, afirmó en mayo de 2022 que la obra estaría lista en junio, para el 15 de julio cambiar de nuevo la inauguración a este septiembre, cuando comenzará el periodo de pruebas con conductores y unidades sin pasajeros.

“Es una inauguración pero tiene que haber pruebas primero, es decir, termina la obra civil, inicia el proceso de pruebas y una vez que ya los choferes, los conductores tengan toda la capacitación, entonces iniciarán los trabajos. Calculamos como dos semanas máximo”, afirmó en conferencia de prensa este 6 de septiembre.

Para Israel Suárez la construcción del nuevo sistema de transporte ha llevado mucho tiempo, él habla de dos años de obras, sin embargo, tiene la esperanza de que con el arranque del servicio podrá transportarse de forma segura con su familia.

“Venimos desde Acatitla y, por seguridad, nos venimos en Metro porque hay mucha delincuencia, más que nada para tener paz en el camino. Preferimos eso a andar con el Jesús en la boca de que ya se subió éste… hasta los dulceros que suben te amenazan si no les compras”, cuenta acompañado de su esposa e hijo pequeño, mientras van a recoger a su hija de la escuela

Israel cuenta que le ha tocado ver a conductores de microbús compitiendo por pasaje, consumiendo bebidas alcohólicas e incluso drogas: “No quiero exponer a mis hijos a eso”, afirma.

En Iztapalapa, gran parte de sus habitantes ha tenido que acostumbrarse a un transporte público inseguro, con falta de certidumbre y de mala calidad en el servicio, afirma Víctor Alvarado, Responsable del área de Agenda Climática y Movilidad en El Poder del Consumidor.

“(El Trolebús Elevado) es significativo porque en lugar de un segundo piso que sigue fomentando el autotransporte particular; hoy estamos hablando de un transporte elevado pero destinado al transporte público”, señala en entrevista.

Pese a las críticas contra este nuevo transporte por tener un costo mayor así como crear una división en el espacio al estar elevado, Alvarado considera que es una opción ante la dificultad de negociar con diferentes líderes de rutas de microbuses y combis.

“A veces en el proceso de negociación, como autoridad, puedo tardar uno o dos años discutiendo o tratando de convencer a todas a todas estas personas que están en contra de este trazo a nivel de superficie y yo ya perdí dos años, ya le negué el servicio estructurado y de calidad a la población.

“Con este proyecto se está logrando: sigue estando el tránsito local con vialidades para el transporte particular”, señala.

La efectividad del nuevo sistema de transporte así como la disminución de microbuses sobre Ermita-Iztapalapa se podrá evaluar entre tres y seis meses desde su entrada en operación, precisa Alvarado.

Ernesto Morua Ramírez, profesor de Políticas Públicas en la FES Aragón de la UNAM, advierte que incluso tras terminar la primera etapa del Trolebús Elevado que llegará a la UACM, queda pendiente la conexión a la estación Santa Marta de la Línea 1 del Metro.

“Puede ser complicado para el peatón porque debe atravesar el puente de la Concordia, un puente peatonal de aproximadamente 250 metros y luego bajar a un espacio que no tiene banqueta o que más bien es una barda y luego caminar al lado del puente de la Concordia es medio peligroso.